
Esta serie de instalaciones son visualizaciones poéticas de una base de datos personal, que consta de cada palabra escrita en las computadoras del autor durante un período de cuatro años (2002-2006). La base de datos contiene metadatos, como las marcas de tiempo para cada palabra, mayúsculas y su fuente. Esto permitió a Mendoza crear instalaciones de programas que nos llevan a prestar atención al idioma a través de varios lentes conceptuales.
“Every Word I saved” (en la imagen de arriba) recontextualiza el lenguaje en el conjunto de datos mostrándolo en orden alfabético como una corriente de texto que fluye en la pantalla, lo que sugiere una corriente de conciencia radicalmente reorganizada. Las palabras están desprovistas de todos los datos, excepto por sus mayúsculas, un toque mínimo que proporciona una variación significativa del flujo constante de repeticiones de las mismas palabras. La presentación cinética de la transmisión de texto nos permite percibir estas señales gráficas significativas a medida que surgen como ondas sobre la constante linealidad de las letras minúsculas.
La versión del libro, publicada en 2007, utiliza adecuadamente el formato desarrollado en el mundo de la impresión para crear una variación visual en las listas de palabras que indican su procedencia: documentos, mensajes de correo electrónico o registros de mensajes instantáneos. Esto, junto con la información del sello de tiempo nos recuerda la digitalidad que subraya este proyecto y nos recuerda que un libro tiene una forma de colapsar todo un proceso de composición en una sola marca de tiempo: su fecha de publicación.
La versión pronunciada usa el software de texto a voz para leer cada palabra en voz alta, ganando velocidad a medida que se repite una palabra hasta que se acelera más allá de la palabra y se convierte en música. Mendoza utilizó hábilmente la información del sello de tiempo para informar las variaciones en el tono y la disposición visual para hacer que la pieza sea más atractiva, así como para indicar los diferentes contextos en los que se usaron las mismas palabras.
Esta trilogía de poemas conceptuales nos recuerda cómo gran parte de nuestra producción de lenguaje ocurre a través de las computadoras y cómo se puede leer de diferentes maneras. A medida que las técnicas de lectura a distancia y la visualización de datos se desarrollan como métodos de investigación de humanidades digitales para fuentes literarias y otras fuentes de datos lingüísticos, es importante ver técnicas similares exploradas en un nivel artístico y poético con un conjunto de datos muy personal.
Esta serie es uno de esos casos en los que los métodos de humanidades digitales y la literatura electrónica convergen para producir resultados estéticamente agradables y conceptualmente atractivos.
Traducido por Reina Santiago