
Este suite de 26 piezas evoca la tradición Lettriste en la edad digital, una edad en la cual la letra es liberada de su estatus escultural en la página y evoluciona a un estatus en el que baila con su lector en la pantalla. El trabajo de Cho es tan elegante en su simplicidad como los caracteres en la pantalla están repletos de carácter. Cada poema sabe donde el cursor del lector está localizado, y responde al moverse, estirarse, deslizarse, doblarse, y mucho más, hacia esa localización. Baila con estas letras, y entenderás por qué Philippe Bootz dice que el cursor es la presencia simbólica del lector en el texto y la animación es la del autor…
Exhibido en Electronic Literature Collection, Volume 2.
Traducido por Julianna Canabal-Rodríguez